domingo, 20 de abril de 2008

América Latina Periférica II.

América Latina Periférica II

Términos de Intercambio

En estos últimos años, desde 2004 en adelante, aproximadamente, las referencias de la economía internacional han venido cambiando. Aunque todo es cuestión de tiempo, los cambios son inoportunos para las grandes potencias mundiales y, también, muy preocupante para los países subdesarrollados sin recursos naturales.

Actualmente, el cambio esta tomando un matiz atípico en las relaciones mundiales, pues los términos de intercambio que plasmo Raúl Prebisch, por allá en la década del cincuenta, están perdiendo su razón de ser. O sea, el paradigma esta cambiando o ha cambiado, como más le guste.
FUENTE: Revista Inter-Forum

Pero antes, hay que aclarar que es lo que exponía Prebisch en la época en la cual participaba en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPALC), y de Perón en la presidencia del país. Cabe aclarar, que intento mostrar la teoría de los términos de intercambio expuesta, para luego exponer lo que creo que está sucediendo desde hace un tiempo y que, porque no, siga su rumbo, propiciándole una oportunidad única e histórica a la Argentina.

Así, podemos definir, según la teoría de Prebisch, a los términos de intercambio explicando que fue un paradigma que manifestaba que los precios de los bienes industriales aumentaban con el paso del tiempo, mientras que los precios de referencia de las materias primas, commodities, se mantenían constante o disminuían, con el transcurrir de los años. Siempre considerando un tiempo determinado, su investigación, en torno a lo anterior descrito, mostró tal tendencia.

En conclusión, los precios de los autos, computadoras, aviones, motocicletas, y millones de productos más, consideraba Prebisch, que se acrecentaban con el paso indebido del tiempo. En cambio, explicaba la CEPALC, los precios de los productos genéricos, es decir, que no se pueden diferenciar entre si, que son prácticamente iguales, con diferencias diminutas, tales como el oro, la plata, las oleaginosas, los granos, y más producción alimenticia, se estancaban constantemente o, porque no, se contraían.

A la hora de analizar estas relaciones, tal como lo hizo Prebisch, notamos como en, por ejemplo, la década del noventa esto se aplico a nivel internacional de manera muy parecida a la cual se explicaban como teoría. Antes del año 2002, prácticamente siempre, salvo raras excepciones, lo plasmado por el economista argentino más famosos y respectado en el exterior, esto se observo claramente. Mostrando la vigencia de dicha teoría, sin ninguna duda.

Esto, los términos de intercambio, han venido, a lo largo de la historia del planeta, perjudicando a los países que ponían el lomo para crear productos para los extranjeros ricachones, tanto los europeos desde los tiempos de Colón, hasta los yanquis de Bush. Tantos países se han aprovechado de nuestro sudor, expropiando nuestra producción por medio de pagos en valores microscópicos. Así, se llevaban nuestro sudor, pero a costa de un precio injusto, que ellos decidían.

Los años de destrucción de la tierra “a precio de mercado” han terminado para nuestros pueblos definitivamente, o por lo menos eso esperamos como pueblo sucumbido por las tantas malarias de la explotación. Aclaro, que la explotación se sigue produciendo hoy en día, pues la explotación es el trabajo remunerado por un precio injusto.

Nicolás Pepicelli

walternicolasp@hotmail.com

domingo, 6 de abril de 2008

América Latina periférica

En esta nota destinada a América Latina (espacio geográfico que abarca Centroamérica y Sudamérica) intentaré explicar, brevemente, porque son explotados nuestros pueblos.

Fuente Foto: De oriente a occidente
Si bien desde hace ya varios años que existe el término globalización o mundialización, utilizado comúnmente para distinguir los fenómenos interdependientes a escala internacional de las sociedades actuales, surge como resultado de la internacionalización cada vez más resaltada de los procesos económicos, de los conflictos sociales y de los fenómenos político-culturales, ya surgidos por la década del setenta. Así, vemos que la división “Internacional” del trabajo reside en que a cada país del mundo se le asigne una función diferente en el proceso de metamorfosis, dando como resultado el aumento de la producción total y la igualación de los precios de los factores.
Proceso, según la teoría de los términos de intercambio, beneficia a los países industrializados (o centrales) y perjudica a los países productores de materias primas (o periféricos). Por esto, nuestras naciones latinas son explotadas por los países Europeos y por los Estados Unidos, ya que ellos nos compran las materias a nosotros. Materias que son el fruto de nuestro trabajo, o sea, que nosotros somos los trabajadores que ellos necesitan para llevar adelante sus productos industrializados.
Asimismo, nuestra querida América Latina, se especializó históricamente en perder, desde los más remotos tiempos; la región desde entonces ha trabajado de sirvienta y continua (y continuará) haciéndolo al servicio de las necesidades de los países desarrollados, como fuente y reserva de materias primas y de recursos naturales con destino a los países ricos que ganan, derrochándolos, mucho más de lo que gana América Latina originándolos.
En la actualidad, América es, para el mundo entero, nada más que los Estados Unidos: nosotros habitamos una América de segunda clase, una América inferior, sin nombre propio, pero con mucha materia prima para los opulentos que se viven apoderando de ellas. El resto de América, es América Latina, un grupo de países que tienen identificación extirpada y aniquilada. Que solo existe cuando necesitan materias para alimentarse y para crear nuevos productos con mayor valor agregado al que nosotros podemos darle.
Los Estados Unidos, este país que tanto mal le ha consumado al mundo globalizado, este imperio de las mentiras, poco a poco va a terminarse derrumbando, sin dejar rastros.
Por lo tanto, hay que denunciar a los países poderosos del viejo continente, Europa, de despojarnos de nuestras materias a cambio de una deuda impagable, pues la deuda no es externa, sino que es eterna. En si, Latinoamérica, ha perdido. Otros vencieron. Así es el capitalismo, unos ganan (comúnmente lo ricos, que son siempre menos) y otros pierden (seguramente los pobres, que son cada vez más).
Pero ocurre que quienes vencieron, vencieron gracias a que nosotros perdimos, porque nuestra derrota, inferioridad y fracaso, estuvo constantemente incluida en la victoria indebida de los demás; nuestra riqueza ha creado siempre nuestra penuria, alimentando el bienestar de los opulentos del viejo continente y de los Estados Unidos. Estos países que se llevaron todos nuestros recursos, ellos fueron los que nos dejaron toda una vida de carencias insatisfechas.
Estos nunca vivieron de su sudor, sino que han vivido de nuestro sudor, sudor sano, limpio y con grandeza; por que eso nunca nos falto, la grandeza de seguir adelante y no bajar la cabeza nunca para luchar por lo nuestro.
Este capitalismo, el capitalismo de las grandes potencias industrializadas, nos ha llevado a la debacle indefinida. Este sistema es tan irracional, que cuanto más se desarrolla, más se profundizan sus desequilibrios, sus tensiones y sus contradicciones, ocasionando trastornos a los países desarrollados y, también, a los no desarrollados. El capitalismo de los tiempos modernos, por la propia lógica de la expansión mundial, produce una desigualdad creciente entre quienes participan de este sistema imperante.
La mundialización se caracteriza, entonces, por la acentuación de los conflictos en el seno del sistema y por la precipitación de la colonización de las periferias. La mundialización actual proporciona al sistema económico capitalista una superioridad de poder.
Pero, todo esto, de a poco ha cambiado, dejando de lado la realidad de la teoría de los términos de intercambio. Hoy día, los precios de los materiales industriales vienen en declive pronunciado desde hace varios años, en cambio, los productos de origen rural están creciendo indiscutidamente, ocasionando inflación mundial. Tema que desarrollaré en la próxima nota.

Nicolás Pepicelli

Estudiante de Economía

walternicolasp@hotmail.com