domingo, 25 de mayo de 2008

El Tipo de Cambio: Teoría Económica

Definitivamente, analizando las características de la teoría de los tipo de cambio, sabemos que sencilla no es para nada. Exponerla conlleva distintas explicaciones que pueden ser dificultosas para aquellos que intenten, por medio de libros y otros textos, entenderla. Particularmente, cuando me pidieron un análisis breve y conciso, sobre los tipo de cambio, mi búsqueda se extendió a varios libros (y también, por supuesto, a Internet), aunque me queda discutirlo con expertos en la materia.

En todo este proceso, de investigación y análisis de la teoría, fue que decidí escribir, para mal o para bien, la idea básica que extraje del mismo. Es breve y conciso, tal cual dije al comienzo, pero, así y todo, tiene particularidades necesarias para cualquiera que desee entender un poco más el tema. Aclaro, no es profundo ni elevado para un nivel superlativo, pero, sin embargo, es necesaria su lectura.

Para comenzar hay que tener en cuenta, sobre todo en la actualidad, que estamos en medio de una era globalizada y unificadora altamente incrustada en las sociedades. Por eso, es que se hace necesario entender un poco mas este tema. Así, pensemos, cuando una empresa que ofrece bienes y servicios a un cliente en otro país (tomemos Argentina y Estados Unidos), requerirá, si consigue vender los productos, que se le pague en la moneda de su propio país (si es Argentina, en pesos, pero si es en EEUU, en dólares).

Resulta, de esta manera, si tomamos a los oferentes y demandantes de divisas, que los compradores en los mercados internacionales necesitan obtener monedas de los países a los cuales desean comprar bienes y servicios. Por lo tanto, para que el sistema de comercio internacional sea desarrollado, deberá contar para su adecuado funcionamiento con un mercado donde se puedan intercambiar monedas de un país por la de otro. Esta es la tarea que debe desarrollar el mercado de divisas o de cambio. Recordemos, que podemos definir a las divisas como las monedas u otros activos financieros que es utilizado comúnmente para el intercambio internacional.

De esta manera, estamos en condiciones de definir a los mercados de cambio o divisa como los mercados en los que se compran y venden las monedas de los distintos países (puede que estas monedas sean de cualquier país, como por ejemplo el yen, el peso, el euro, el dólar, etc.). En este mercado se lleva a cabo el cambio de la moneda nacional (el peso) por la moneda de los países con los que se mantienen relaciones económicas (pueden ser exportaciones, importaciones, turismo, etc.), originándose un conjunto de oferta y de demanda de moneda nacional a cambio de moneda extranjera (por ejemplo el dólar). Y, este tipo de transacciones, determinan el precio o el tipo de cambio del peso frente a las monedas extranjeras.

Ahora, podemos definir al tipo de cambio como el precio de una moneda expresada en otra moneda; además, este tipo de cambio se enuncia como el número de unidades de la moneda nacional por el número de unidades de la moneda extranjera (por ejemplo, un peso a cambio de un poco más de tres dólares, lo que pasa actualmente en el mercado cambiario argentino, tomado como referencia).

Además, los tipos de cambio pueden ser expresados en dinero o en bienes. Cabe decir, en este caso, que el tipo de cambio nominal es el precio de una unidad de moneda extranjera expresada en términos de la moneda doméstica. En cambio, el tipo de cambio real es el precio de los bienes de un país extranjero, en relación con el precio de los bienes en el mercado local o doméstico, ambos llevados a una misma moneda.

Estos tipos de cambio, pueden ser aplicados desde dos sistemas distintos y opuestos: los tipos de cambio flexible con flotación limpia o con flotación sucia y los tipo de cambio fijos. Cada uno con su peculiaridad, ya que los fijo son determinados rígidamente por el Banco Central y los flexibles con flotación limpia los determina el libre juego de la oferta y demanda, mientras que los de flotación sucia, son determinados por el Banco Central entre unas bandas de fluctuación.

Consideremos, antes de continuar con cada uno de los tipos de cambio, que un sistema de tipo de cambio es un conjunto de reglas que describen el papel fundamental del Banco Central en un país en el mercado de divisas o de cambio. Esto nos dice que, desde el punto de vista del banco, éste puede intervenir o no en el mercado para mantener la cotización o dejarla caer, depende de lo que considere que debe hacer.

Así, podemos considerar los dos sistemas que con anterioridad hemos mencionado. Dicho esto, podemos definir a los tipos de cambio totalmente flexibles con flotación limpia como aquellos que se determinan sin la intervención del Banco Central, o sea, por el libre juego de la oferta y de la demanda en el mercado. Aquí, no existe ningún tipo de intervención, en cambio en los otros dos sistemas el tipo de cambio es intervenido. Por eso, el tipo de cambio fijo es aquel donde este es determinado rígidamente por el Banco Central, quedando ligada a una determinada mercancía patrón (históricamente el oro) o a una determinada moneda patrón (comúnmente el dólar). Y, por último, el tipo de cambio con flotación sucia que, también es intervenido por el Banco Central y que se encuentra en un punto medio con los dos anteriores explicados, es definido como el tipo de cambio flexible con el que cuentan los países, pero que las autoridades económicas los intervienen para alterarlos en una dirección determinada. En la flotación manipulada o impura, las autoridades intervienen comprando o vendiendo moneda nacional a cambio de divisas de reserva.

Vale aclarar, que el tipo de cambio es el precio clave que relaciona una economía con el resto del mundo, por lo que su determinación debe tratar de no seguir posturas extremas. Cabe comparar, sin dudas, que el tipo de cambio es algo así como son los precios relativos, ya que ambos sirven de medida para los agentes económicos.

Los tipos de cambio, se adopte la postura que se adopte, pueden disminuir o aumentar por una decisión política que hace necesaria su intervención o por un desequilibrio en el mercado de divisas. De esta manera, según sea el tipo de cambio fijo o flexible, puede cambiar de nombre su suba o baja en el mercado. Entonces, podemos decir que el aumento del tipo de cambio cuando el sistema es flexible conlleva a denominarlo como depreciación y, en cambio, cuando disminuye el tipo de cambio flexible, diremos que es una apreciación. Empero, cuando el sistema es fijo, al aumento del tipo de cambio le daremos el nombre de revaluación y, al contrario, cuando disminuye el tipo de cambio, lo definiremos como una devaluación.

En definitiva, el tipo de cambio hacía la baja o la suba, causa los mismos efectos sobre una economía. O sea, que cuando se ocasiona una devaluación (tipo de cambio fijo) o una apreciación (tipo de cambio flexible), origina en los productos exportados nacionales un aumento en la competitividad, abaratando los mismos, y logrando disminuir las importaciones porque las encarece. En contraste, cuando ocurre una revaluación (tipo de cambio fijo) o una depreciación (tipo de cambio flexible), lo que sobreviene es una pérdida de competitividad nacional, encareciendo nuestros productos (bienes o servicios), e introduciendo masivamente importaciones, ya que las abarata.

Pero, todo lo dicho anteriormente, es que se hace necesario aclarar dos temas para concluir con el análisis de los tipos de cambio. El primer temático a explicar es la paridad del poder adquisitivo (PPA). Esto es necesario, ya que la globalización económica que ha sucumbido al mundo en este último tiempo, entendida como integración que tiende a crear un solo mercado mundial, ha hecho que en estas condiciones, los bienes y servicios deban tener el mismo precio en cualquier parte del mundo en términos de cualquier moneda. Así, la relación entre los niveles de precio de dos países y el tipo de cambio entre sus monedas se denomina Paridad del Poder Adquisitivo.

A secas, el postulado de esta teoría es que los productos idénticos deben tener un mismo precio (o precio único) en diferentes países en términos de una misma moneda. Con este postulado, para determinar el tipo de cambio entre dos monedas, es suficiente dividir el precio de un producto en una moneda por el precio del mismo producto en la otra moneda. Por eso, se basa en la noción de que un producto debe tener el mismo precio en todos los países, es decir, por ejemplo, un dólar debería tener el mismo poder adquisitivo en argentina que en cualquier parte del mundo.

Siendo lo descrito anteriormente esencial para entender los tipos de cambio, nos queda solo por explicar cuando se usa éstos como ancla nominal. Es que, como el tipo de cambio históricamente ha tenido fluctuaciones importantes, entonces se empezó a tomar en cuenta la manera de utilizarlos como ancla nominal para evitar estas oscilaciones libres y descontroladas, ya que estas generaban incertidumbre a nivel internacional.

Así, el enfoque del tipo de cambio como ancla nominal es la estrategia que propone utilizar al tipo de cambio como referencia básica para dotar de credibilidad y disciplina a las políticas económicas de los países. La idea central se halla en los riesgos que las autoridades económicas sigan una política discrecional que, por estar sujeta a los requerimientos de cada situación coyuntural, pueda acabar teniendo un sesgo excesivamente inflacionista o contractivo de la economía. En si, es común que se utilice para tratar de reducir el proceso inflacionario que azota a un país.

Bueno, definitivamente queda muy poco por aclarar en este efímero análisis de los tipos de cambio. Cualquier insuficiencia corre a cargo del autor.

Concluyendo este análisis, se hace necesario dilucidar que los tipos de cambio son esenciales a la hora de examinar el comercio internacional, ya que juegan un papel importantísimo en los intercambios de bienes y servicios que un país realiza, tanto comercial como financieramente, con el resto del mundo.

Nicolás Pepicelli

walternicolasp@hotmail.com

Bibliografía Utilizada

  • Beker, Víctor y Mochón, Francisco – ECONOMÍA. Elementos de Micro y Macroeconomía (2000).
  • Cuadrado Roura, Juan – POLITICA ECNOMICA. Objetivos e Instrumentos (2003).
  • Cohen, Roger – Macroeconomía: Tipo de Cambio.
  • Fernández Díaz, A. – POLITICA MONETARIA: Su Eficacia y Enfoques Alternativos (2002).
  • García Rodríguez, EnriqueLa Teoría de la Paridad del Poder Adquisitivo.
  • Krugman, Paul y Obstfeld, Maurice – ECONOMIA INTERNACIONAL. Teoría y Política (1999).
  • Tugores Ques, Juan – ECONOMIA INTERNACIONAL. Globalización e Integración Regional (1999).

domingo, 4 de mayo de 2008

Estamos bien, pero nos encaminamos al abismo


La falta de “Planificación” a nivel nacional, en Argentina más precisamente, ha llevado en estos últimos años a un déficit en distintas variables económicas fundamentales, que entorpecen el crecimiento armónico del país.

Para ser más preciso, la planificación tiene tres pilares imprescindibles que le dan validez y sustento a dicho plan. Pero, no hay que confundir un programa de planificación con una economía centralmente planificada. Porque, en un país con un programa de planificación, lo que se busca en que el futuro no nos “agarre” desprevenidos e indefensos, sin una plan “B”.

Precisamente, la planificación económica que puede optar un país, va a darle la idea de un futuro conocido y esperado. Si bien, los economistas, tratan de predecir el futuro, también saben que éste se debe construir. Entonces, la planificación va a construir, más que prever, el futuro que el país poseerá. De esta manera, el país que se incline por un futuro planificado, obtendrá mayores beneficios a largo plazo, que aquel que elija por conseguir metas cortoplacistas de resultados inmediatos.

En su interior, la planificación a nivel económico, conlleva de tres patas, que se deben complementar, para así dar un resultado útil y esperado. Estos tres pilares esenciales son los siguiente: Prospectiva, Coordinación y Evaluación. La prospectiva significa pensar y forjar el tiempo a la disposición del país que la aplique. Por tanto, la coordinación dentro de la planificación resulta esencial, pues es aquella que organiza a todas las variables económicas del plan, para que vayan en conjunto hacía la meta deseada. Y, por último, la evaluación le dará el resultado logrado de la planificación, que puede ser el deseado o no.

Ahora, una vez definido el concepto de planificación económica, es necesario explicar porque nos acercamos, inconscientemente, hacía el abismo de la mediocridad económica. No soy un gurú ni quiero serlo, pero hay que ser consiente de que la falta de un plan “b” dentro del gobierno nacional manejado por CFK nos empuja indudablemente hacía la profundidad.

Si nos limitamos a ver, simplemente, los pilares de la planificación económica, denotamos claramente que, la conducción política de la Argentina (CFK, Néstor, Moreno, los Fernández; etc.), carece de un programa a largo plazo. Sobretodo, es visible la penuria que posee nuestro país en materia energética, pues seguimos dependiendo de nuestros vecinos del MERCOSUR (Bolivia, Paraguay y Brasil).

En lo que respecta a la prospectiva, sabemos de antemano que, la dirigencia política que maneja hoy el poder, se encuentra en penurias. La prospectiva hubiera evitado el conflicto con el campo, siempre que se hubiera hecho. O, sin ir más lejos, hubiera salvado a las miles de victimas que caen en las rutas nacionales, sobretodo en la ruta nacional Nº 9, apurando el finalizado de la autopista.

La coordinación dentro del gobierno actual es invisible, pues como no existe un plan a largo plazo, no hay órgano que coordine las políticas económicas (fiscales, monetarias, crediticias, financieras, etc.).

La carencia de un plan a largo plazo que nos encamine como país hacía el desarrollo económico sostenible (y creíble), nos acerca a un camino oscuro de incertidumbre. En este caso, el ejemplo más claro es la casi segura concreción del tren bala. Porque, si existiera una planificación para buscar el crecimiento integral de la nación, el tren dejaría de tornarse como un ideal necesario. Pues, el dinero debería ser utilizado para, por ejemplo, el mejoramiento de las vías férreas del interior del país.

No cabe dudas, además, de que nunca va a exponerse una evaluación del plan que nunca existió. Plan necesario y de suma urgencia, porque Argentina necesita desarrollo tecnológico, políticas de estado, plan para el campo, las industrias y la energía, etc.

Si bien, desde el año 2001 y la severa crisis que azotó a nuestra querida nación, la economía ha venido creciendo a valores altísimos, es indiscutible la falta de inversión en un sin número de sectores que van a seguir generando inflación y, en un futuro no muy lejano, hasta disminución del ritmo de aumento del PBI.

Argentina debe pensar en armar, indispensablemente, un plan económico a largo plazo como política de estado que subsane las deficiencias, que no son pocas, en materia social, institucional, política y económica. O se nos va todo lo logrado, en estos últimos años, por el retrete!!!.

Nicolás Pepicelli
walternicolasp@hotmail.com