domingo, 15 de junio de 2008

El Conflicto Sin Fin: Campo vs. Gobierno

Harto de escuchar, leer y ver, día tras día, en los diarios, radios y televisión nacional, las distintas idas y venidas del, ya famoso, conflicto que tiene enfrentado al campo con el gobierno. O al gobierno con el campo. Como más le guste. Es que pensé, coactivamente, en cuando iba a terminar dicho brete o trance, ya que somos victimas de la falta de voluntad de acuerdo por ambas partes. ¿No esperarán, ambos, que haya un muerto en las calles o en las rutas, para ponerle fin a este peligro nacional?
Considerando, los pormenores del enlace intolerante por estos días en nuestra querida Argentina, se hizo necesario exponer las cuestiones básicas. Porque, creo oportuno avizorar, que el pueblo esta exhausto de dicho conflicto. Porque, existen varias razones para entender la razón del enfado. Primero, el desabastecimiento perjudica el al ciudadano común, pues este no puede comprar alimentos y demás cosas en demasías, ya que su salario no le alcanza.

Segundo, la inflación por el desabastecimiento esta aumentando, y así, el salario medio real cae, conllevando una pérdida del poder adquisitivo. Esto, perjudica porque con el mismo sueldo, compramos menos bienes y servicios. Entonces, nuevamente, el perjudicado es el ciudadano medio que no puede cubrirse de la inflación, ya que tiene sus ingresos al trabajo realizado, y como la producción esta estancada porque disminuyo el consumo, trabajan menos y terminarán cobrando menos, si no se resuelven las cosas a tiempo.

Tercero, ya nombrado anteriormente, el consumo esta cayendo por el aumento de los precios, ocasionando una disminución del ritmo de la producción. Siendo más de lo mismo, esto no da seguridad en el trabajo, por las pocas ventas de los comercios y porque, además, no pueden abastecerse de productos esenciales, ya que las rutas están cortadas.

Cuarto, y siendo más de lo mismo, como la inflación (definida como el aumento generalizado de los precios) frena el consumo, y el consumo termina frenando la producción, esta cadena ocasionará despidos, menores salarios, una posible crisis y un freno a la expansión record del producto bruto interno.

Quinto, y último, aunque me puede quedar algo en el tintero, la crisis nacional dejo de ser, como en otros años, económica, para ser ahora institucional. Y, esta crisis, no es menos grave que la otra. Pues, puede perjudicar a la sociedad en su conjunto, logrando que la gran masa de recursos ingresados en los últimos cinco años, se destinen para otra cosa. Pues, la crisis institucional perjudica la visión a corto plazo de los actores institucionales del gobierno y del entramado productivo nacional.

Entonces, lo que sacamos en limpio de este breve análisis, es que en el conflicto reinante en nuestro país, los mayormente damnificados somos nosotros, los ciudadanos comunes que caminamos por las calles, que no nos alcanza el salario, que tenemos que usar el colectivo y el tren, que no tenemos nafta, etc.

Con esto quiero decir que el conflicto debe cesar, porque, tarde o temprano, se van a encontrar lacerados las dos caras de la moneda. Aunque, en realidad, ya se están agrediendo ellos mismos. Si, sin quererlo, los extremos opuestos del conflicto sin fin e intolerable, entre el sector que nos gobierna y el sector agrario, se están lastimando, desgastando y perjudicando, de cara al futuro próximo en nuestro país.

Así, observamos, creo que claramente, que la imagen positiva que tenía el gobierno (en su conjunto) entre las masas, ha decaído atrozmente. Con ello, la presidenta (y su hipocresía) han quedado débiles, sin apoyo y con críticas desde todos los sectores. Por su parte, el campo, con el apoyo al principio de la gente común, ahora están enfadando a todos. Pues, la mayoría de los ciudadanos se encuentran desahuciados y molestos, ya que se sienten perjudicados y las soluciones no llegan.

Definitivamente, que el pueblo en su conjunto pierde más que los antagonistas de la contienda nacional. Pero, esto ya paso de ser un simple conflicto por poder económico y político, a ser una disputa sin sentido y con dos partes intolerables. La verdad, que el gobierno ya no se sienta a dialogar por nada. El campo, se siente defraudado por el gobierno.

Desde esta humilde nota, quiero hacer saber mi punto de vista. Aunque sea un granito de arena en el mar, pero es necesario contribuir levemente. Ya que, en el corto plazo, no veo una solución viable y que deje conforme a ambas partes. Pero, sin embargo, es claro que nadie nos va a devolver, como ciudadanos comunes que somos, lo que terminamos perdiendo con este temporal tormentoso, donde nada tenemos que ver.

Para ir terminando, quiero hacer explícito mi punto de vista. En este caso, sin duda alguna, estoy del lado del perdedor: del pueblo y su gente. No hay solución que deje conforme a los extremos, por eso pararse en el medio y ceder un poco de cada lado no estaría mal. Además, tendrían que ponerlo en práctica los dos actores del conflicto.

Espero una pronta solución, para el pueblo, el campo y el gobierno, porque de esta manera, nos perjudicamos todos, ni el gobierno ni el campo, sino todos. Y cuando digo todos, hablo de la sociedad (clase media, baja o alta), de las instituciones, de las empresas, del mismo agro, de la burocracia, de todos, en definitiva.

Espero, sin más, que el gobierno y el agro aflojen de una vez por todas, y así empecemos a sentar las bases que necesitamos como nación para un desarrollo económico, institucional y cultural que nos lleve a crecer como sociedad.

Nicolas Pepicelli

walternicolasp@hotmail.com