sábado, 23 de agosto de 2008

Los Empleos Públicos: Una Carencia Nacional

Fueron dos las cuestiones que me hicieron escribir esta nota sobre las administraciones públicas en argentina. La primera de ellas, fue un curso realizado hace alrededor de una semana, denominado “Prospectivas de los Municipios Argentinos”. En éste curso se analizaron distintas variables que influyen negativa y positivamente en los municipios de nuestro país, inclusive el municipio villamariense.

El segundo de estas cuestiones fue un trabajo denominado “El Mal Estado”, con datos tomados de la CEPAL, que tiene la intención de mostrar la insuficiente cantidad de agentes que posee nuestra nación en la administración pública. Así, conjuntamente ambos, me llevaron que escribir esta nota, donde trataré de explicar algunos aspectos negativos de los municipios y la insuficiente cantidad de personas trabajando en ellos, pero también que se deben acrecentar los agentes pero con idoneidad, aumentando la capacidad para dar resultados a corto y largo plazo.

Así las cosas, es que vemos claramente como existe en la Argentina una incapacidad para dar respuestas concretas a los problemas, que no son pocos, atormentadores, para la sociedad en su conjunto. Esta es la consecuencia de que la administración carece totalmente de la cantidad de agentes necesarios porque, cuando analizamos el porcentaje de ciudadanos que son empleados en la burocracia nacional, observamos que solo el 5 por ciento esta trabajando en empleos públicos. Mientras que, por ejemplo, los Estados Unidos posee un 17 por ciento, Inglaterra un 12% y Brasil (nuestro socio por excelencia) un 8%.

Esto nos da un claro ejemplo de la calidad e incentivos que se mueven en cuanto a los empleos públicos, ocasionando la carencia ineludible de respuestas concretas. Por ello, es que se hace necesario en el corto plazo, mañana si es posible, aumentar la planta de empleados públicos, pero no cualquier empleado, sino agregados con calidad.

Además, la masa de las remuneraciones de los empleos públicos nacionales en Argentina representa solo el 1,8% del Producto Interior Bruto (PBI), mientras que en Brasil se acerca al 5% y algo muy parecido sucede en Uruguay, que asciende al 4,5%. Y a esto, hay que agregarle, claro esta, que la plantilla del Estado Nacional Argentino esta prácticamente deteriorada en relación a la cantidad y, también, a la calidad.

Otro desincentivo que continua erosionando al Estado es la precariedad laboral que se manifiesta en los empleos públicos, ya que se incrustó en la sociedad y en el gobierno, los empleos por contratos. Estos, tienen la siguiente característica: no poseen seguro social, no hay indemnización por despidos, carecen totalmente de estabilidad laboral y, por si faltara poco, no tienen, quienes obtienen estos empleos, aguinaldo.

Todavía queda algo más: los aumentos salariales que recibieron los trabajadores del sector privado es de casi 172%, mientras que el sector público obtuvo solo un incremento del 90%. Esto, si tomamos el crecimiento constante de la inflación, llegamos al resultado paupérrimo de que el sector privado consiguió una suba real del 13% aproximadamente. En contraste, el sector público no solo que no alcanzó ese aumento, sino que contrajo su poder adquisitivo en casi 23%. O sea, contrajo su nivel y capacidad, perjudicando a quien este trabajando para el Estado.

Entonces, como conclusión, podemos afirmar que el Estado Nacional Argentino, los Estados Provinciales y Municipales, están atravesando un abismo de precariedad en cuanto a sus empleados, pues las remuneraciones son apremiantes para la coyuntura inflacionista constante y desincentiva a trabajar para el Estado. Optando, los más calificados, por el sector privado. Ocasionado, así, la precariedad en la calidad de las respuestas a los problemas atroces que posee la Argentina.

Por supuesto que esto desemboca en otro de los tantos problemas que poseemos y que son de urgencia revertirlos. Pues, si no solucionamos en el corto plazo a éste y los demás problemas (falta de inversión, problemas energéticos, inflación, etc.), el crecimiento de los últimos cinco años no habrá servido para nada.

Nicolás Pepicelli

walternicolasp@hotmail.com