viernes, 28 de marzo de 2008

Crisis Financiera Internacional


Debido a las tantas notas leídas y a los tantos comentarios escuchados, considero importante hacer una breve presentación sobre la crisis de los Estados Unidos. Así, vemos claramente que la crisis en aquel país central es indudable y, más aún, es inevitable.

Pero, que nos depara como argentinos esta crisis financiera estadounidense, tendremos o no desacople de dicha turbulencia monetaria internacional. Aparentemente, según comentarios de expertos economistas, no tendría porque impactarnos, si teóricamente nuestro país crece y, además, las arcas del gobierno están llenas de divisas. O sea, tenemos financiamiento interno, ya que carecemos del externo por el default del 2001.

Pero, si bien todo esto es cierto, considero oportuno aclarar que la Argentina puede sufrir consecuencias, aunque no sean graves como las ocasionadas en los últimos años de la convertibilidad. Por eso, es menester hacer saber que indudablemente China va a "ligar" un coletazo, de la crisis subprime estadounidense, pues exporta incontables productos a este país en dificultad.

Pero, esto que nos incumbe a nosotros. Pues bien, nosotros dependemos de que los precios de los commodities (trigo, soja, carne, derivados, etc.) estén elevados como ha ocurrido desde 2003. Asimismo, si el impacto en China es grande, lógicamente que va a originar una baja en los precios internacionales de los productos comercializados por nuestro país.

Esto, va a repercutir en la economía nacional de la manera más atroz si no se comienzan a bajar las retenciones agrícolas. Es decir, que si los precios de las materias primas disminuyen, consecuentemente deberá, el gobierno, reducir las retenciones para que la economía no se enfríe o se paralice. Esto, depende de lo que considere el gobierno como prioridad. Y por lo visto hasta el momento, son trascendentales las retenciones agrícolas para el gobierno de Cristina.

Definitivamente, Argentina no esta a salvo de una posible disminución de su actividad productiva, de un crecimiento más leve, mermando la inflación y la producción. El tiempo dirá. Esperemos que no sea tan grave, pues se llega a ser así, los que van a acoplarse a la crisis inmobiliaria del norte, vamos a ser nosotros, los de la clase media y los de las clases más bajas.

Deseo, asimismo, que el gobierno prevea las medidas de política económica para el futuro. Porque, innegablemente, la administración actual considera relevante el corto o mediano plazo, dejando de lado el largo plazo, que en economía es vital para un país. Sin la mirada hacía el más allá, la Argentina carecerá de desarrollo y crecimiento sostenible. Veremos lo que nos depara el futuro.

jueves, 27 de marzo de 2008

El Día Después de Mañana


No se confundan que no se trata de una película de ficción, aunque mucha diferencia no terminará plasmando en el mundo. Pues, el día después de mañana de cualquier hora, minuto o segundo en la bolsa de cualquier parte del mundo, pero principalmente la de los estados unidos, puede asemejarse demasiado a la historia de la película de ficción elaborada hace un par de años atrás.

Pero, hay que saber distinguir. En la película, todo es surrealista, es ficción pura con un tinte de fábula y mito. En cambio, lo que puede pasar cualquier día en la vida de la bolsa de los americanos (como a ellos le gusta que se los llame, como si fueran los únicos en América) puede ocasionar pérdidas impredecibles e impensadas para cualquiera de nosotros, que nos manejamos con unos pocos centavos en nuestros bolsillos diarios.

Así, pues, la verdad es que nadie puede decir nada concreto en los diarios, revistas o en la televisión, ni que hablar del internet. Porque, en realidad, nadie sabe lo que puede depararnos el destino de la burbuja financiera que comenzó hace unos meses en el país del norte. Esta crisis es claramente un síntoma de que una economía no puede crecer con créditos basura (subprime). Pues el crecimiento es visible a largo plazo con una mayor producción, con un desarrollo sostenible de la economía real. Así, el crecimiento pasa a ser real, no basado en supuestos créditos inservibles que terminaron perjudicando al país dominante.

Aunque estos créditos sean rentables a más corto plazo, indiscutiblemente a largo plazo desarticulan el equilibrio de una economía. Porque, hace crecer ciertos sectores de la economía por medio del crédito que, por cuestión de tiempo, termina agotándose. De esta manera, el crédito basura cava su propia tumba.

Asimismo, en la región del norte del continente americano, se esperan fuerte nubarrones, con posibles precipitaciones y, porque no, hasta posibles tormentas eléctricas que sofoquen el país más poderosos del mundo. Y, esto, se prevé que dure más de lo estimado. Así que accionista desconfiado, procure salir con paraguas y todo lo necesario para cubrirse de una feroz tormenta. Ya que el pronóstico, si bien es reservado, es también concluyente: la crisis inmobiliaria de los Estados Unidos va a ser atroz.

Además, lo que más no importa a nosotros, es que este temblor puede ocasionar serios inconvenientes en materia productiva en el sur del continente. En sí, la Argentina va a sufrir bastante, por una cuestión crucial. Los precios de los commodities van a disminuir y la producción industrial tenderá a bajar. La suma de esto terminará perturbando al entramado productivo nacional, contaminando el consumo y generando una disminución en el crecimiento del país.

Queda claro, así, que la crisis inmobiliaria financiera del vecino del norte va a perjudicar a nuestro país. Igual, no se prevé algún inconveniente serio, pues la disminución no va a pasar a ser recesión. Salvo, caso casi improbable, de que la crisis del norte perdure más de lo esperado, o sea, más de dos años.

Pasemos en limpio. El día después de mañana es preocupante. Pues Estados Unidos va a sufrir sobremanera, con posible estanflación en su economía. Ahora, la economía nacional se verá afectada, seguramente, por la disminución del precio de las materias primas comercializadas en el mundo (trigo, soja, etc.) y por un posible retroceso de la actividad industrial que se verá afectada por la disminución de sus saldos exportables.

Finalmente, cabe aclarar que no estamos tan a salvo como creen tantos expertos. Pero tampoco estamos tan descubiertos como en otros tiempos. Ahora, sin ninguna duda, nos encontramos en un punto de la historia donde puede suceder que nos desacoplemos lo mayormente posible de la crisis. Aunque es improbable que nos perjudique sobremanera.

martes, 25 de marzo de 2008

Biocombustible




Estudiando la materia Economía Agraria, que me aparto de la teoría económica tradicional, la keynesiana, el neoliberalismo, y otras más, llegue a analizar constantemente la actualidad de la agricultura nacional e internacional. Donde, no por primera vez, leí distintas notas, y con diferentes significados, sobre los biocumbustibles y su impacto positivo sobre el medio ambiente. Muchas suscitaban ideas sobre la fiabilidad ecológica de estos combustibles, producidos en base a productos primarios, y, en cambio, otros alentaban a la concreción de los mismos, descuidando la producción de alimentos.
Distintas notas, con diferentes significados, me llevaron a la conclusión de que este nuevo negocio, implantado por los Estados Unidos, no es confiable ni de casualidad. Pensemos, que si existen varios organismos y países que lo defienden, puede ser que sea un gran negocio futurista. Pero, coexisten otros, tanto países como organismos internacionales, que lo desacreditan constantemente. Por esto, he llegado a la conclusión de que no se ha comprobado, si dicho recurso energético “nuevo”, es confiable para el medio ambiente o si es dañino. Estimo, sin augurios, que no se sabe a ciencia cierta que daño o no podría producir en el futuro. Concluyo: es un negocio redondo, por donde se lo mire, para los grandes países que pueden invertir en la construcción de las plantas que expenderían los biocombustibles sanos.
Las opiniones son vastas, y variadas, desde muchísimas partes del mundo, inclusive en Argentina. Ahora, se quieren invertir en ocho plantas a en Córdoba para los próximos años, sin medir realmente las consecuencias que podría producir ambientalmente. Porque, si bien económicamente es deseable para nuestra provincia, y para nuestro país también, pero quizás termine deteriorando el medio ambiente y perjudique a la producción de materias primas como la soja y el maíz.
Hoy, se discute, dentro del tema citado, si es sustentable a largo plazo el desarrollo de los biocombustibles, despachando el desarrollo de la alimentación a nivel mundial. En el debate, día a día, se observan que la prioridad de uno u otro, terminará por perjudicar al segundo en cuestión. O sea, si se prioriza el crecimiento de la producción de los alimentos en las próximas décadas, se estará aniquilando el desarrollo de los biocombustibles.
En cambio, si lo que se desarrolla concluyentemente en los próximos lustros es el recurso energético para el desarrollo de las industrias automotrices, existirá un alto precio de los commodities a nivel mundial y el consumo de la población terrestre deberá estancarse o bajar paulatinamente, porque los recursos primarios se destinarán al desarrollo de la energía bio.
En fin, una de las tantas soluciones que se echaban al río de los bio era que la energía que debía suplantar al petróleo es la energía proveniente del agua, del viento y la solar. En este caso, considero que la menos sustentable de todas estas es la del agua, porque en un período breve de tiempo, pasará a comercializarse como un commodity en el mercado mundial, al igual que los granos, carne y leche. Por eso, cada litro de agua va a valer oro, y es difícil prever que se utilice como recurso energético, porque disparará nuevamente el debate sobre que es más necesario en la proximidad, si el agua para consumo de los habitantes del globo o la energía para que funcione un auto, que, dicho sea de paso, no todos pueden acceder a ellos.
En este marco, me inmiscuyo en decir que la solución más rentable y con mejor futuro para el planeta sería, sin lugar a dudas, la de disminuir el consumo de energía para autos principalmente, por medio de la baja en el motor. A lo que me refiero, explico, es a que los autos cada vez buscan mayor velocidad por medio de un motor más grande, con lo cual se consume más gasolina. Así, bajando el nivel del motor a la mitad, tendría dos efectos directos positivos: el primero, es la menor cantidad de accidentes por la disminución de velocidad (es algo estimativo, pues no sabría con exactitud); el segundo, y el más importante al tema que no compete en este momento, es el que bajaría a la mitad o un poco menos de la mitad el consumo de energía en los automóviles, siendo estos los que consumen más de la mitad del recurso en cuestión.
Además, se podrían ver otras soluciones, siempre relacionadas con la disminución del consumo de la energía fósil, que en pocos años podría llegar a agotarse por la cantidad de extracción que se han suscitado en los últimos años por la creciente demanda del mismo en los países en desarrollo, especialmente en China y la India. Estos temas, la disminución del consumo, habría que analizarlos más detalladamente, pues son extensos y muy necesarios para el futuro del planeta tierra y de su gente.
Por consiguiente, me siento obligado a pedir una cuota de realismo y de humanismo al mundo entero y a las naciones más desarrolladas, principalmente a los Estados Unidos y a la Unión Europea, para que dilapiden los negocios en torno al biocombustible y verifiquen sus efectos. De esta manera, podríamos dejar un planeta más sano y vivible para las sociedades porvenir.