martes, 25 de marzo de 2008

Biocombustible




Estudiando la materia Economía Agraria, que me aparto de la teoría económica tradicional, la keynesiana, el neoliberalismo, y otras más, llegue a analizar constantemente la actualidad de la agricultura nacional e internacional. Donde, no por primera vez, leí distintas notas, y con diferentes significados, sobre los biocumbustibles y su impacto positivo sobre el medio ambiente. Muchas suscitaban ideas sobre la fiabilidad ecológica de estos combustibles, producidos en base a productos primarios, y, en cambio, otros alentaban a la concreción de los mismos, descuidando la producción de alimentos.
Distintas notas, con diferentes significados, me llevaron a la conclusión de que este nuevo negocio, implantado por los Estados Unidos, no es confiable ni de casualidad. Pensemos, que si existen varios organismos y países que lo defienden, puede ser que sea un gran negocio futurista. Pero, coexisten otros, tanto países como organismos internacionales, que lo desacreditan constantemente. Por esto, he llegado a la conclusión de que no se ha comprobado, si dicho recurso energético “nuevo”, es confiable para el medio ambiente o si es dañino. Estimo, sin augurios, que no se sabe a ciencia cierta que daño o no podría producir en el futuro. Concluyo: es un negocio redondo, por donde se lo mire, para los grandes países que pueden invertir en la construcción de las plantas que expenderían los biocombustibles sanos.
Las opiniones son vastas, y variadas, desde muchísimas partes del mundo, inclusive en Argentina. Ahora, se quieren invertir en ocho plantas a en Córdoba para los próximos años, sin medir realmente las consecuencias que podría producir ambientalmente. Porque, si bien económicamente es deseable para nuestra provincia, y para nuestro país también, pero quizás termine deteriorando el medio ambiente y perjudique a la producción de materias primas como la soja y el maíz.
Hoy, se discute, dentro del tema citado, si es sustentable a largo plazo el desarrollo de los biocombustibles, despachando el desarrollo de la alimentación a nivel mundial. En el debate, día a día, se observan que la prioridad de uno u otro, terminará por perjudicar al segundo en cuestión. O sea, si se prioriza el crecimiento de la producción de los alimentos en las próximas décadas, se estará aniquilando el desarrollo de los biocombustibles.
En cambio, si lo que se desarrolla concluyentemente en los próximos lustros es el recurso energético para el desarrollo de las industrias automotrices, existirá un alto precio de los commodities a nivel mundial y el consumo de la población terrestre deberá estancarse o bajar paulatinamente, porque los recursos primarios se destinarán al desarrollo de la energía bio.
En fin, una de las tantas soluciones que se echaban al río de los bio era que la energía que debía suplantar al petróleo es la energía proveniente del agua, del viento y la solar. En este caso, considero que la menos sustentable de todas estas es la del agua, porque en un período breve de tiempo, pasará a comercializarse como un commodity en el mercado mundial, al igual que los granos, carne y leche. Por eso, cada litro de agua va a valer oro, y es difícil prever que se utilice como recurso energético, porque disparará nuevamente el debate sobre que es más necesario en la proximidad, si el agua para consumo de los habitantes del globo o la energía para que funcione un auto, que, dicho sea de paso, no todos pueden acceder a ellos.
En este marco, me inmiscuyo en decir que la solución más rentable y con mejor futuro para el planeta sería, sin lugar a dudas, la de disminuir el consumo de energía para autos principalmente, por medio de la baja en el motor. A lo que me refiero, explico, es a que los autos cada vez buscan mayor velocidad por medio de un motor más grande, con lo cual se consume más gasolina. Así, bajando el nivel del motor a la mitad, tendría dos efectos directos positivos: el primero, es la menor cantidad de accidentes por la disminución de velocidad (es algo estimativo, pues no sabría con exactitud); el segundo, y el más importante al tema que no compete en este momento, es el que bajaría a la mitad o un poco menos de la mitad el consumo de energía en los automóviles, siendo estos los que consumen más de la mitad del recurso en cuestión.
Además, se podrían ver otras soluciones, siempre relacionadas con la disminución del consumo de la energía fósil, que en pocos años podría llegar a agotarse por la cantidad de extracción que se han suscitado en los últimos años por la creciente demanda del mismo en los países en desarrollo, especialmente en China y la India. Estos temas, la disminución del consumo, habría que analizarlos más detalladamente, pues son extensos y muy necesarios para el futuro del planeta tierra y de su gente.
Por consiguiente, me siento obligado a pedir una cuota de realismo y de humanismo al mundo entero y a las naciones más desarrolladas, principalmente a los Estados Unidos y a la Unión Europea, para que dilapiden los negocios en torno al biocombustible y verifiquen sus efectos. De esta manera, podríamos dejar un planeta más sano y vivible para las sociedades porvenir.

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