jueves, 27 de marzo de 2008

El Día Después de Mañana


No se confundan que no se trata de una película de ficción, aunque mucha diferencia no terminará plasmando en el mundo. Pues, el día después de mañana de cualquier hora, minuto o segundo en la bolsa de cualquier parte del mundo, pero principalmente la de los estados unidos, puede asemejarse demasiado a la historia de la película de ficción elaborada hace un par de años atrás.

Pero, hay que saber distinguir. En la película, todo es surrealista, es ficción pura con un tinte de fábula y mito. En cambio, lo que puede pasar cualquier día en la vida de la bolsa de los americanos (como a ellos le gusta que se los llame, como si fueran los únicos en América) puede ocasionar pérdidas impredecibles e impensadas para cualquiera de nosotros, que nos manejamos con unos pocos centavos en nuestros bolsillos diarios.

Así, pues, la verdad es que nadie puede decir nada concreto en los diarios, revistas o en la televisión, ni que hablar del internet. Porque, en realidad, nadie sabe lo que puede depararnos el destino de la burbuja financiera que comenzó hace unos meses en el país del norte. Esta crisis es claramente un síntoma de que una economía no puede crecer con créditos basura (subprime). Pues el crecimiento es visible a largo plazo con una mayor producción, con un desarrollo sostenible de la economía real. Así, el crecimiento pasa a ser real, no basado en supuestos créditos inservibles que terminaron perjudicando al país dominante.

Aunque estos créditos sean rentables a más corto plazo, indiscutiblemente a largo plazo desarticulan el equilibrio de una economía. Porque, hace crecer ciertos sectores de la economía por medio del crédito que, por cuestión de tiempo, termina agotándose. De esta manera, el crédito basura cava su propia tumba.

Asimismo, en la región del norte del continente americano, se esperan fuerte nubarrones, con posibles precipitaciones y, porque no, hasta posibles tormentas eléctricas que sofoquen el país más poderosos del mundo. Y, esto, se prevé que dure más de lo estimado. Así que accionista desconfiado, procure salir con paraguas y todo lo necesario para cubrirse de una feroz tormenta. Ya que el pronóstico, si bien es reservado, es también concluyente: la crisis inmobiliaria de los Estados Unidos va a ser atroz.

Además, lo que más no importa a nosotros, es que este temblor puede ocasionar serios inconvenientes en materia productiva en el sur del continente. En sí, la Argentina va a sufrir bastante, por una cuestión crucial. Los precios de los commodities van a disminuir y la producción industrial tenderá a bajar. La suma de esto terminará perturbando al entramado productivo nacional, contaminando el consumo y generando una disminución en el crecimiento del país.

Queda claro, así, que la crisis inmobiliaria financiera del vecino del norte va a perjudicar a nuestro país. Igual, no se prevé algún inconveniente serio, pues la disminución no va a pasar a ser recesión. Salvo, caso casi improbable, de que la crisis del norte perdure más de lo esperado, o sea, más de dos años.

Pasemos en limpio. El día después de mañana es preocupante. Pues Estados Unidos va a sufrir sobremanera, con posible estanflación en su economía. Ahora, la economía nacional se verá afectada, seguramente, por la disminución del precio de las materias primas comercializadas en el mundo (trigo, soja, etc.) y por un posible retroceso de la actividad industrial que se verá afectada por la disminución de sus saldos exportables.

Finalmente, cabe aclarar que no estamos tan a salvo como creen tantos expertos. Pero tampoco estamos tan descubiertos como en otros tiempos. Ahora, sin ninguna duda, nos encontramos en un punto de la historia donde puede suceder que nos desacoplemos lo mayormente posible de la crisis. Aunque es improbable que nos perjudique sobremanera.

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